CAPÍTULO 187 - PERMANECER EN UNA RELACIÓN DESTRUCTIVA
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CAPÍTULO 187 - PERMANECER EN UNA RELACIÓN DESTRUCTIVA
CAPÍTULO 187 - PERMANECER EN UNA RELACIÓN DESTRUCTIVA
–NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA-
Este es el capítulo 187 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
Hay un embrollo de complicada solución, y es el hecho de que una persona puede estar enamorada –o creer que lo está- aun a su pesar, aunque no lo quiera, y le puede resultar muy difícil desenamorarse, aunque pueda esgrimir frente a sí misma cientos de argumentos que serían capaces de destruir cualquier amor.
Conviene descubrir con claridad, y desenmascararlo si es una mentira, que eso que se llama “estar enamorado” no sea en realidad “estar encaprichado”, “estar colgado”, “estar encoñado”, o es, simplemente, que uno es experto en excusas para no poner fin a una relación que conviene finalizar, ya que si no es amor real será mejor que, echando mano de toda la sinceridad y la dignidad, se corte de un tajo la relación.
Hay que recordar que “descubrir” o “darse cuenta” no resuelve por sí mismo las cosas: es necesario ponerle remedio.
Las relaciones de dependencia acaban casi siempre como relaciones tóxicas. No tienen un futuro digno. No aportan nada positivo y sí mucho negativo.
Si notas que tu pareja es posesiva, celosa, controladora, o que coarta la capacidad de tomar tus propias decisiones, y decide por ti lo que tienes que hacer; si has comprobado que no te da amor o no te sientes apreciada y valorada; si ves que se ha creado una dolorosa distancia entre ambos y una frialdad heladora, y que la frustración está muy presente en tu persona; si te ha marcado una lista de prohibiciones, te impide relacionarte con tu familia o amigos tal como quisieras, o si habla mal de ti; si tus familiares o seres queridos te han advertido de que esa relación te está perjudicando y te quedas sin argumentos convincentes para rebatirlo; si tienes que ceder siempre, tu opinión y tus deseos nunca se respetan ni se tienen en cuenta; si cada día lo acabas con una sensación de infortunio y naufragio, te cuestionas a menudo si realmente te compensa estar en esa relación, y no sientes lo que sentías antes… es casi seguro que estás en una relación que para ti está siendo destructiva, que queda en el polo opuesto de lo que esperabas, de lo que deseas, y de lo que te mereces y necesitas.
Permanecer en una relación así es una decisión equivocada. Pero es tu decisión. Y eres tú quien ha de determinar si permanecer en ella o abandonarla.
Lo más sensato, en cualquiera de los supuestos expuestos -y aún más si se juntan dos o más de ellos-, es reconducir la relación en el sentido opuesto –cosa que a estas alturas ya parece imposible, porque será dificultoso que el otro quiera abandonar su posición de dominio- o por el contrario, poner fin a esa condena, preferiblemente de un modo que sea lo más cordial posible.
Es necesario juntar una cantidad importante de valor –o hay que estar muy muy muy desesperado y enfurecido, y hacerlo de este modo y desde esta actitud no es lo más adecuado- para enfrentarse a alguien que no parece ser una persona razonable, y expresarle el desamor y la necesidad de finalizar la relación sentimental, y eso es lo que coarta en casi todos los casos; pero al llegar a un punto como este, es necesario recurrir a todas las reservas de Autoestima y Amor Propio que uno tenga acumuladas, al valor y la dignidad que todos guardamos en alguna parte, a la asertividad y a la esperanza en un futuro distinto y mejor, y a la oración o la presencia física de un aliado, para salir de una relación destructiva que es gravemente perjudicial mantener por más tiempo.
Es correcto poner un límite a las oportunidades dadas -que no deben ser eternas-, y dejar de confiar de un modo infantil en que sucedan en la realidad las utopías que los rescoldos del amor desean en la imaginación, y no seguir tropezando todos los días en la mismo piedra que siempre está esperando en el mismo sitio, y también es conveniente ponerse los ojos de ver la verdad, quitarse las gafas ilusorias del amor falso y ponerse las gafas verdes de la esperanza, y pisar tierra firme bajándose de la nube de la fantasía. Aunque la realidad sea menos agradable.
Cada uno tiene el derecho irrenunciable y la obligación incuestionable de preservarse, y permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- Las relaciones de dependencia acaban casi siempre como relaciones tóxicas. No tienen un futuro digno. No aportan nada positivo y sí mucho negativo.
- No tiene sentido permanecer en una relación destructiva. Conviene salirse del autoengaño de creer en un milagro imposible o vivir del recuerdo de cómo era una relación que jamás volverá a ser igual.
- Permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo.
- En este tipo de relaciones la mejor opción es finalizarlas.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)
–NO PERMITIR NINGÚN TIPO DE VIOLENCIA-
Este es el capítulo 187 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
Hay un embrollo de complicada solución, y es el hecho de que una persona puede estar enamorada –o creer que lo está- aun a su pesar, aunque no lo quiera, y le puede resultar muy difícil desenamorarse, aunque pueda esgrimir frente a sí misma cientos de argumentos que serían capaces de destruir cualquier amor.
Conviene descubrir con claridad, y desenmascararlo si es una mentira, que eso que se llama “estar enamorado” no sea en realidad “estar encaprichado”, “estar colgado”, “estar encoñado”, o es, simplemente, que uno es experto en excusas para no poner fin a una relación que conviene finalizar, ya que si no es amor real será mejor que, echando mano de toda la sinceridad y la dignidad, se corte de un tajo la relación.
Hay que recordar que “descubrir” o “darse cuenta” no resuelve por sí mismo las cosas: es necesario ponerle remedio.
Las relaciones de dependencia acaban casi siempre como relaciones tóxicas. No tienen un futuro digno. No aportan nada positivo y sí mucho negativo.
Si notas que tu pareja es posesiva, celosa, controladora, o que coarta la capacidad de tomar tus propias decisiones, y decide por ti lo que tienes que hacer; si has comprobado que no te da amor o no te sientes apreciada y valorada; si ves que se ha creado una dolorosa distancia entre ambos y una frialdad heladora, y que la frustración está muy presente en tu persona; si te ha marcado una lista de prohibiciones, te impide relacionarte con tu familia o amigos tal como quisieras, o si habla mal de ti; si tus familiares o seres queridos te han advertido de que esa relación te está perjudicando y te quedas sin argumentos convincentes para rebatirlo; si tienes que ceder siempre, tu opinión y tus deseos nunca se respetan ni se tienen en cuenta; si cada día lo acabas con una sensación de infortunio y naufragio, te cuestionas a menudo si realmente te compensa estar en esa relación, y no sientes lo que sentías antes… es casi seguro que estás en una relación que para ti está siendo destructiva, que queda en el polo opuesto de lo que esperabas, de lo que deseas, y de lo que te mereces y necesitas.
Permanecer en una relación así es una decisión equivocada. Pero es tu decisión. Y eres tú quien ha de determinar si permanecer en ella o abandonarla.
Lo más sensato, en cualquiera de los supuestos expuestos -y aún más si se juntan dos o más de ellos-, es reconducir la relación en el sentido opuesto –cosa que a estas alturas ya parece imposible, porque será dificultoso que el otro quiera abandonar su posición de dominio- o por el contrario, poner fin a esa condena, preferiblemente de un modo que sea lo más cordial posible.
Es necesario juntar una cantidad importante de valor –o hay que estar muy muy muy desesperado y enfurecido, y hacerlo de este modo y desde esta actitud no es lo más adecuado- para enfrentarse a alguien que no parece ser una persona razonable, y expresarle el desamor y la necesidad de finalizar la relación sentimental, y eso es lo que coarta en casi todos los casos; pero al llegar a un punto como este, es necesario recurrir a todas las reservas de Autoestima y Amor Propio que uno tenga acumuladas, al valor y la dignidad que todos guardamos en alguna parte, a la asertividad y a la esperanza en un futuro distinto y mejor, y a la oración o la presencia física de un aliado, para salir de una relación destructiva que es gravemente perjudicial mantener por más tiempo.
Es correcto poner un límite a las oportunidades dadas -que no deben ser eternas-, y dejar de confiar de un modo infantil en que sucedan en la realidad las utopías que los rescoldos del amor desean en la imaginación, y no seguir tropezando todos los días en la mismo piedra que siempre está esperando en el mismo sitio, y también es conveniente ponerse los ojos de ver la verdad, quitarse las gafas ilusorias del amor falso y ponerse las gafas verdes de la esperanza, y pisar tierra firme bajándose de la nube de la fantasía. Aunque la realidad sea menos agradable.
Cada uno tiene el derecho irrenunciable y la obligación incuestionable de preservarse, y permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo.
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- No tiene sentido permanecer en una relación destructiva. Conviene salirse del autoengaño de creer en un milagro imposible o vivir del recuerdo de cómo era una relación que jamás volverá a ser igual.
- Permanecer en este tipo de relaciones es un atentado imperdonable contra uno mismo.
- En este tipo de relaciones la mejor opción es finalizarlas.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)
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