No tengo paz

Tengo 43 años y estuve en pareja con mi ex durante 12. Tenemos un hijo de 10 años y ella una hija de una relación anterior, que ahora cuenta con 22 años.

La relación tuvo sus altos y bajos pero ella siempre fue una mujer difícil. Nunca estuvo dispuesta a hablar y especialmente a hablar en condiciones de igualdad acerca de los problemas que teníamos. Siempre era una cuestión de ella y yo, nunca de "nosotros": si ella hacía su terapia, yo debía hacer la mía, y nada más. Por una razón u otra, cuando yo quería plantearle cómo me sentía y qué me molestaba, nunca era el momento, siempre había algo más importante o más urgente. Muchas veces le sugerí que acudiéramos a una terapia de pareja: nunca accedió, a pesar de que ella pasó por cuanta terapia convencional y alternativa (regresión a vidas pasadas, constelaciones familiares, etc.) existiera. Misteriosamente la terapia de pareja es algo que jamás entró en sus parámetros. Debo admitir que yo también tengo lo mío y probablemente mi forma de plantear estas cuestiones no fue la mejor; muchas veces he sido ansioso especialmente al tratarse de expresar emociones y sentimientos.

Yo fui siempre el principal sostén económico del hogar y en los últimos 6 años, el único. Ya que al quedar embarazada muy joven de su hija, y sin apoyo por parte del padre ni de ninguna de las familias, no pudo terminar la universidad, mi ex quiso comenzar una carrera universitaria (PSICOLOGÍA...) con una gran carga de lectura y asistencia a clases. Y pudo comenzarla después de los 40 y casi terminarla en 5 años, con 2 hijos y sin trabajar. También colaboré siempre en las tareas del hogar. Tengo derecho a decir que me sacrifiqué y postergué, dado que si había necesidades, siempre privilegié las de mi familia por encima de las mías. Más todavía: como mi formación y mi personalidad van por el lado de los números y la lógica, la ayudé a ella y a compañeros de estudio de ella en asignaturas como Estadística y Filosofía, también en otras como Sociología y Antropología que me interesaban por cultura general.

El padre biológico de su hija vive, pero jamás acercó nada en ningún sentido, ni material ni afectivo. Yo en cambio no discriminé entre ella y mi propio hijo y le di cobertura de todas sus necesidades, salud, alimentos, vestimenta, deporte, educación. En lo afectivo llegué hasta donde ella me lo permitió ya que cuando entró en la adolescencia, quizá por la ausencia de su padre biológico cambió totalmente su forma de relacionarse conmigo.

La cuestión es que desde hace un tiempo, las exigencias y las presiones de mi ex mujer y su hija hacia mí, tanto en lo económico como en las tareas domésticas, fueron creciendo sin parar: nunca nada parecía ser suficiente. Soy profesional, trabajo por mi cuenta y gano bastante bien, era el único que trabajaba para mantener el hogar, pero siempre había un reclamo que hacerme. Y de mal modo, con desvalorización, desprecio y hasta insultos. Mi ex también tomaba decisiones financieras en contra de mis consejos y nunca se dignó a sentarse a mirar una proyección aunque se lo pedía de las mejores maneras posibles. Toda esta situación se agravó a partir de fines del año pasado, de manera que yo comencé a enojarme mucho con ambas y a ponerme cada vez más distante de mi ex mujer. En julio, hace poco más de un par de meses, la situación de maltrato sobre mí llegó a un límite intolerable y todo terminó en una gran pelea con mucha agresión, no física pero sí en palabras y actitudes, y mi ex y su hija me echaron de mi casa con la amenaza de denunciarme a la policía. Yo quedé muy aturdido y sólo pude salir de mi casa con un bolso de ropa y la notebook que es mi principal herramienta de trabajo. La enorme mayoría de mis pertenencias: centenares de libros, el equipo para la práctica de la actividad que me apasiona (montañismo), ropa, etc. quedaron en la casa que ella habita. También el auto, que es de propiedad en común pero hace desde que me expulsaron de mi casa no puedo usar. Y con el correr de los días me enteré de que pesaba sobre mí una denuncia por violencia familiar acompañada de una orden de restricción de acercamiento, y que habría una audiencia para que pudiera hacer mi descargo y defenderme.

Lo único que puedo decir a su favor desde ese momento, fue que no me negó el contacto con nuestro hijo. No es poco. Tampoco suficiente.

En la audiencia fui muy duro. Sostuve con firmeza que la denuncia no sólo era falsa sino también inconsistente (¿qué persona por fuerte que sea puede comenzar y casi terminar en 5 años una carrera universitaria con mucha carga de estudio y asistencia en las condiciones de ella, mientras al mismo tiempo otra la está golpeando incluso cuando duerme y la encierra bajo llave en la habitación?). Y enfaticé que ella misma cuando hizo la denuncia declaró que estaba conmigo solamente por un interés económico porque no tenía trabajo...

A partir de ese momento la causa por violencia familiar no se movió y esperamos con mi abogada que se caiga definitivamente en poco tiempo (la orden de restricción finaliza a mediados de noviembre). Como ya se me fijó judicialmente un régimen provisorio de visitas de mi hijo, no hay mucho espacio para el conflicto en ese sentido (y gracias a Dios la relación con mi hijo es muy buena). Sí he tenido que hablar bastante con él porque ella y su hija han tratado de atacarme a través de él, y lo vengo logrando bastante bien. El principal foco de conflicto ha sido el económico, aspecto en el cual cada intento mío de ponerle límites (ya que ahora yo me debo ocupar sobre todo de mi hijo y de mí mismo y tengo gastos adicionales para afrontar, como el alquiler del departamento donde estoy viviendo) ha sido interpretado por mi ex como un acto de presión y violento en sí mismo.

Hoy pienso que inicialmente su estrategia era manipularme para que yo me fuera a vivir con mis padres, hiciera un tratamiento psiquiátrico por "violento", visitara a mi hijo cada tanto y finalmente pidiera perdón y suplicara volver, lo cual quedaría supeditado a lo que decidiera ella (y si me lo permitía yo seguiría sufriendo el mismo nivel de presión y maltrato, o peor, salvo que sintiéndolo menos por la medicación psiquiátrica). Si estoy en lo correcto le falló desde el primer minuto en el que decidí no irme a vivir con mis padres (residen en otra ciudad a la que viajo rutinariamente para atender a mi principal cliente) sino quedarme donde está mi hijo, aunque las primeras semanas tuviera que vivir en hotel. Creo que confundió con debilidad mi principal fortaleza, que es dar todo hasta el sacrificio cuando me comprometo por algo: mi familia cuando la tenía, mi hijo cuando ella y su hija destruyeron mi familia.

Y ahora con las cuestiones económicas y el destino del auto me vuelve loco. No quiero ir a un juicio que se sabe cuándo empieza pero no cuándo ni cómo termina, así que he intentado llegar a un acuerdo hasta con condiciones demasiado generosas para ella y su hija. Pero a cada intento mío ha contestado con histeria y agresiones de las más bajas que pueda pensarse, y con acciones irracionales que hasta pueden interpretarse como maniobras suyas para dilatar el acuerdo y mientras tanto sacar ventajas (como seguir usando el auto). Esto me molesta y me desgasta. Pronto va a haber una mediación extrajudicial, espero que vaya y podamos entre mediadores, abogados y yo bajarla a la realidad... Porque creo que su aspiración es que yo las siga manteniendo a ella y a su hija igual que lo hacía antes, con el pequeño detalle de que ya no comparto su cama, su casa ni su vida.

Y 12 años no pasan en vano... A poco más de 2 meses de la separación toda esa historia previa se hace sentir con intensidad Muchas veces me siento solo, triste y también, con miedo acerca del futuro. Mi hijo también se ve afectado, por más que lo tome con una madurez superior a la de su edad. A veces, incluso, me he planteado que a partir del fin de la orden de restricción, podríamos comenzar a hablar nuevamente con mi ex para tratar de reconstruir una relación y la familia, pero a partir de bases más sanas y límites más claros. Pero, con la situación emocional que se generó con todo esto y se profundiza en estas últimas semanas por las discusiones sobre la economía y el auto, dudo mucho que ese momento llegue. Y en verdad... aunque mis emociones se resistan por momentos a admitirlo... mi mente se cuestiona fuertemente si en verdad vale la pena hacer el intento de reconstruir algo con una persona así.

Tú lo has dado todo en esa relación por lo que cuentas... y las personas solo cambian si quieren hacerlo y, sinceramente, dudo mucho que alguien con las actitudes que describes lo haga... Recuerda eso que dicen de que segundas partes nunca son buenas... pero si la primera fue como describes creo que sobran las palabras...
Piensa que en el caso hipotético de que decidieras tratar de reconstruir esa relación, si tú das el primer paso, ella lo tomará como debilidad por tu parte y así nunca conseguirás ganarte el respeto que ya debería tenerte como persona... Además, cuando algo ha llegado a deteriorarse a tal extremo nada bueno puede salir de ahí por más límites y condiciones que trates de poner... Y en caso de que ella decidiera volver contigo, y perdona que sea tan brusca, lo hará por interés económico en el momento que toque de pies en el suelo y vea que tiene que trabajar y privarse de ciertas cosas... Trata de llevarte lo mejor posible con ella por tu hijo... pero piénsate bien lo de intentar algo más... Aunque ésta es solo mi humilde opinión...
Y también creo firmemente que cuando estés listo para rehacer tu vida, lo harás!!! Date tiempo y no tomes decisiones apresuradas, todo llega y todo pasa!!! Y puede que ahora el futuro te parezca incierto, pero si sigues los mismos pasos éstos solo pueden llevarte al mismo lugar...
Necesitas recordar que el amor es lo más maravilloso que existe y que, por ese motivo, solo puede hacerte sentir bien!!! De lo contrario no lo puedes llamar así... y piensa también que el respeto va implícito en la palabra amor...
Muchos ánimos de verdad!!! Y deseo que todo se arregle de la mejor manera para ti y para tu hijo!!! La felicidad llegará para ti, estoy segura!!! Cuídate!!!

Gracias por tus palabras. La mente me dice lo mismo que has escrito, pero ojalá las emociones lo entendieran tan rápido... Siempre son las emociones lo que interfieren en estos casos. Meses antes que se produjera esta separación tan traumática y conflictiva, comencé con problemas de salud que nunca había tenido y que culminaron en ataques de vértigo que me incapacitaban un día entero. Siempre fui deportista y amo la montaña, así que esos ataques también me anularon por un tiempo en esas actividades. Mi cuerpo me estaba diciendo algo que mis emociones se empecinaban, no en negar, pero sí en sostener que todo podría cambiar: que mi ex podría cambiar. Pero es como vos decís: las personas casi nunca cambian... y las pocas que pueden hacerlo seguramente tienen una humildad y una integridad que mi ex no tiene. Lo que es increíble (en realidad no lo es, pero es un modo de decirlo) es que apenas me separé y a pesar de la situación bastante precaria en que quedé, la angustia, el dolor y la tristeza, tuve un solo ataque de vértigo más, y ahora hace 2 meses que estoy bien, mi trabajo dejó de verse afectado por mi salud y retomé mis actividades deportivas y de montaña.

Ahora con mi planteo de que quizá sea posible reconstruir la relación y la familia muy de a poco (no volvería inmediatamente a convivir con ella sino que necesito como mínimo un año en mi propio lugar, donde estoy viviendo ahora) ocurre algo parecido, no es mi cuerpo sino la mente la que habla con claridad, pero mis emociones todavía se resisten. Aunque claro que, con la experiencia acumulada, menos que antes. Una seria disminución auditiva en un oído, que quedó como consecuencia del vértigo y quizá (no se sabe, pero es una posibilidad) sea permanente, es un recordatorio adicional de lo que NO debería volver a hacer. Y por supuesto que lo que anotaste acerca de la posición de debilidad en que yo mismo me situaría si diera el primer paso para reconstruir, es así tal cual, sería la garantía de un nuevo fracaso, peor y con consecuencias más graves.

En lo que me gustaría ser más optimista es en que lograré reconstruir mi vida... Soy bastante tímido y en estas situaciones tiendo a aislarme y recluirme bastante, no es que me quedo encerrado en el departamento llorando, pero sí que opto por salir a correr o a hacer una caminata por los cerros solo, no soy muy sociable. Tengo excelentes amigos (y una cosa buena de esta separación es que me volví a dar cuenta de qué buenos amigos tenía aquí, allá y más allá, y cuántos buenos nuevos amigos más hice en los 6 años que llevo viviendo en esta zona de Argentina), pero todos ellos tienen familia y no quiero molestarlos más de la cuenta. Pero al final, si es por mi propia experiencia, es cierto, es tal como has dicho, la vida y el tiempo ponen todo en su lugar. Claro que es más fácil decirlo que sentirlo... las emociones... las emociones... las emociones... las emociones...

Pienso que dados los antecedentes y tu situación actual, lo que estás haciendo está bien y te da buenas resultados (terapia, entrenamiento, correr, etc.).

No puedo opinar acerca de si podés reconstruir con tu ex o no... es más, la respuesta hasta podría ser no ahora pero sí más adelante cuando los dos estén mejor con los tratamientos que hacen... no digo que sea sí, sólo que es una posibilidad. Esas cosas son muy propias de cada pareja o ex pareja... Y yo me hago la misma pregunta, aunque mi respuesta se decanta cada vez más hacia el no.

Lo que no me cierra para nada es que tu hijo "no te quiera ver" y que tampoco puedas ver a su psicólogo. Ahí hay algo raro, cuidado con la manipulación que tu ex puede estar haciendo de tu hijo. Ojalá se trate solamente de un retroceso y con el tiempo recuperes la relación con él, pero cuidado que no lo manipulen para quitártelo.

Fuerza, compañero... Tus reacciones de angustia, dolores y no dormir son normales, sólo han pasado 40 días. Seguí con lo que estás haciendo bien y con el tiempo te vas a ir sintiendo mejor. Una separación es una de las situaciones más dolorosas y estresantes que puede sufrir un ser humano y recuperarse requiere de un duelo, sé muy consciente de eso.